A continuación, te dejo algunos consejos sobre el cuidado de los adultos mayores a nivel emocional. Estas son algunas cosas importantes que he aprendido, en mis más de 15 años de experiencia, atendiendo a personas de la tercera edad o más. Hay muchas otras cosas relevantes, pero hoy quiero mencionar especialmente estas 6 que están relacionadas con el cuidado emocional y la empatía.
He conocido todo tipo de personas mayores, suaves y tiernas, de carácter fuerte, intelectuales, tercas, charladoras, tímidas, etc. De cada una de ellas me he llevado una experiencia que quiero compartir contigo para que puedas asumir tu labor de cuidado con templanza y también tengas herramientas para discernir qué necesita a nivel emocional un adulto mayor por parte de sus cuidadores.
1. Reconoce la historia e identidad de las personas mayores.
Es importante escucharlos y mostrar un interés genuino. Te están entregando su vida en relatos. Te muestran sus marcas y cicatrices. Cada vez que escuchas la historia es diferente. Cuando les prestas atención aprendes a valorar a la persona que estás cuidando. También te enseñan a apreciar tu propia vida y las cosas que das por sentado, pues las dejamos pasar sin mucha importancia, cuando en realidad están formando nuestra propia historia. Los adultos mayores son fuentes de experiencia y sabiduría, que solo podemos descubrir cuando los oímos.
Una vez los has escuchado, ayúdalos a mantener su identidad, las cosas que les gusta hacer, cómo les gusta vestirse y las cosas que los hacen únicos. Preservar esas cualidades depende en gran medida de la motivación de sus cuidadores, por eso ayúdalos a reforzar su esencia y a mantenerla con el paso del tiempo.
Cada vez que te echen el mismo cuento recuerda:
“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la recuerda para contarla.”
Gabriel García Márquez
2. Es importante que se sientan valorados.
Su historia de vida, su experiencia laboral, todos los cambios sociales e históricos que vivieron y a los que aportaron son relevantes. Las personas mayores nos dejaron su huella en el mundo y siguen aportando con su experiencia. El valor de esos cambios no se pierde porque ya no hagan parte de la fuerza laboral y no sean tan activos. No cifremos la vejez en la productividad, sino en el bienestar.
Reconócelos en todos los niveles como personas, desde su apariencia física hasta sus gustos personales e historias de vida. Diles que se ven bien, que te encanta cómo se arreglaron, qué te gusta pasar tiempo con ellos, pídeles ayuda para resolver cosas en sus campos de experticia, sean costura, tortas o derecho. De la misma forma involúcralos en las tareas de la vida cotidiana y muestrales que siguen conectados a su cotidianidad. También es importante recordarles que su tradición y legado son fundamentales para que las nuevas generaciones mantengamos nuestra identidad.
3. Ponte en sus zapatos.
La empatía es fundamental para ser un buen cuidador. Meterse en la piel de la persona a la que cuidas es lo más importante. No los presiones cuando no quieran hacer algo, su vida sigue siendo de ellos y esas pequeñas decisiones también. Respeta sus gustos y elecciones.
No los hagas sentir mal por cosas que no dependen de ellos como una incontinencia urinaria o que rieguen algo. Todo lo contrario, hazles saber que cuentan contigo, que tú sabes manejar la situación y que no hay por qué angustiarse.
Prevé la situación e identifica sus necesidades, si sabes que la persona que está a tu cuidado tiene necesidades particulares o que por su edad puede haber dificultades, prepara el terreno y las herramientas para manejar las eventualidades. Para lograr esto tienes que observarlos, conocerlos y ponerte en su lugar.
No olvides que tú también estás envejeciendo, piensa en cómo te gustaría que te trataran cuando llegues a esa edad, la respuesta siempre debe ser: con amor y respeto.
4. Ayúdalos a asumir esta nueva etapa de la vida.
“Todos deseamos llegar a viejos; y todos negamos que hemos llegado”.
Francisco de Quevedo
La tercera edad es una etapa de la vida que como cualquier otra tiene retos, dificultades y alegrías. No siempre es fácil asumir que estamos envejeciendo, que ya no tenemos las mismas capacidades, pero eso no significa que no tengamos otras condiciones favorables. Las personas mayores tienen la experiencia que solo dan los años de vida y el tiempo para deleitarse frente a lo que han cultivado.
Es el momento de la vida para disfrutar las cosas pequeñas como tomarse un café y leer un libro, hacer jardinería, escuchar música, ver películas; en fin, descubrirse, hacer todas las cosas que antes no podían por los ajetreos de la vida.
Aparecen nuevos retos propios de la edad, dificultades de movilidad y autocuidado. Lo importante es comprender el equilibrio entre las diferentes cosas que nos ofrece la vida. Muéstrale que lo que le está ocurriendo es normal, que aceptar la ayuda de otras personas es importante para su bienestar y que no por esto su esencia ha cambiado.
Algunas veces a las personas mayores les cuesta reconocer que su cuerpo y su vida han cambiado y que necesitan ayuda para tareas de cuidado básico, esto requiere de mucho valor. Apóyalos para que hagan una buena transición a sus nuevas circunstancias, sin angustias ni dolores innecesarios.
5. Se merecen el cuidado, el amor y el respeto.
Todos los seres humanos merecemos respeto, consideración y amor. Esto se transmite a través del buen trato, la amabilidad y la cordialidad.
Acompáñalos, escúchalos, trátalos con suavidad. Todos tenemos días malos, en los que no nos sentimos bien, es en esos momentos en los que necesitamos más amor. Cuando les muestras tu interés por su bienestar, les muestras amor. Pregúntales cómo están, cómo se sienten y qué podrías hacer para hacerlos sentir mejor. Ayúdalos a suplir sus necesidades: que coman con tranquilidad y placenteramente, que tengan ratos de esparcimiento, pregúntales cómo les gusta el agua a la hora del baño, cuida sus horarios, etc. Dales calidad de vida. Esmérate en prestar un servicio con calidez humana. Motívalos a mantenerse activos, a hacer lo que les gusta, también a descubrir nuevos intereses.
Respeta sus valores y experiencias de vida. Entiende sus costumbres, sus rutinas, su forma de ver y habitar el mundo. Tu deber es cuidarlos y suplir sus necesidades, no controlarlos, tú eres quien debe amoldarse, no la persona mayor.
6. Inspírales seguridad y confianza.
Es importante comunicarles todo lo que está pasando, independientemente de su condición mental, desde si les vas a dar un medicamento hasta si te vas a demorar 5 minutos en la cocina. Explícales todo con detalles y verás que su actitud será más llevadera. Esto les da seguridad y comprensión de lo que está ocurriendo en ese momento. Ellos están siendo vulnerables frente a ti física y emocionalmente, la transparencia en los procesos es importante para que se sientan seguros contigo.
Algunas veces las personas mayores le temen mucho al abandono y a estar solas en el momento de su muerte. Si son personas creyentes dales tranquilidad desde su sistema de creencias y acompáñalas en sus ritos si se sienten cómodas; si no lo son, respeta también su posición y dales tranquilidad desde otras cosas como el amor y la entrega de sus seres queridos que los acompañaran en todo momento. Esto realmente les da paz.
Ponte en su lugar, todos tenemos miedos independientemente de nuestra edad, pero las personas mayores son más vulnerables por lo que necesitan más apoyo, tú puedes ser ese lugar seguro si haces tu trabajo con entrega, amor y respeto dentro del marco de lo profesional.
Espero de corazón que estos consejos te ayuden a sobrellevar la difícil y gratificante labor que puede llegar a ser cuidar a una persona adulta mayor. En el caso de las familias y seres queridos que dejan a su adulto mayor bajo el cuidado de otra persona, espero que estas recomendaciones los guíen para encontrar una persona o un lugar que realmente les de seguridad y bienestar.